LE VOYEUR.SALA EL SOL

Adentrarse en el mundo de Le Voyeur, es entrar en una espiral psicotrópica y orgásmica con tintes cinematográficos y literarios, un baúl donde cabe todo lo que pueda trepanar nuestras cabezas hasta límites insospechados.

En la sala El Sol tuvimos un festín de su “Episodio Aparentemente Letal”, menú degustación de cocina carnívora, banda sonora de las veladas de un Haníbal Lecter patrio, donde el vino francés es sustituido por una buena jarra de cerveza. Ironía, mala ostia, humor negro y bizarrearía incrustados en las paredes de tan mítica sala de conciertos madrileña.

La formación liderada por un Miguel Marcos en inspiración constante, armado de guitarra y lengua viperina, Richard Libeton a la batería dando un poco de sensatez entre tanta osadía, Javi Escobar a las teclas lisérgicas y salvajes, Bruno Galindo a la percusión, sonidos demoniacos, letras y coros, Diego Serrano a la guitarra descarada, macarra y subversiva y Mauricio Pujadas al bajo, seco como hormigón armado, fluido como cuchillo en mantequilla derretida por un mechero de llama larga y constante.

Un sentimiento de serpiente mudando la piel es lo que nos mostraron estos señores que pisaron sobre “Tierra Fértil” para sentir que sus diablas estaban “Sanas y Salvas” mientras miraban a Miguel desde arriba o desde abajo y murmuraban “Que bello es”.

Una pregunta nos hicieron entre polución, trafico, estrés capitalino o simplemente en presencia de una depilación extrema genital, cual muñeca con cara de rubia y cerebro de mala “¿Quién ha borrado el bosque?”.

Antes se llamaba hombre del traje gris al que transitaba como alma en pena, ni fú ni fá, el amante de lo de siempre, lo visto, lo que se come y se caga sin antes digerirlo, ahora rebautizado por Le Voyeur como “Ciudadano Spam”.

Muy difícil no acordarnos de ese Freak show que creó el maestro Fellini -hete aquí su Tobogán-, y unas “Vidas Concéntricas” unidas por el eje, separadas por la caspa y los tufos residuales.

“La Niña Minotauro y Reset por Antela” impactante y seria a la vez, que una muerte súbita no consumada, puede afectar a las mentes menos preparadas para contrastes de aquí y de allá.

“El Infierno” no podía faltar en la fiesta bizarra y menos aún “La Cocina Gulag” gastronomía musical soviética al servicio de gourmets adictos a los dispositivos que conectan sin saber, que emiten mugre en cascada sobre ciudadanos y paseantes mimetizados y lobotomizados por la globalización más pedante y peligrosa .

“Stalingrado” lucha imposible, gemido emitido a un público que quiere el conflicto entre notas hipnotizantes, amantes de chorros blancos y adictos a “Eyacular en Twitter” pajarito azul, travieso, que sirve y ayuda a que la gente desfogue sus más bajos instintos, su cajón de mierda sobre fondo blanco y comodidad casera de batín y orinal.

“Loop de Prometeo” para llegar a los bises que por ellos habrían sido trises pero hubo un “Error 404” -dale al botón, aprieta fuerte, que el fallo te mate la última neurona que te queda sana y salva- y “Palaces Of Montezuma” dios salve a Nick Cave y que el diablo lleve a estos Le voyeur al lugar donde puedan seguir dando rienda suelta a su canallería más pornográficamente verborreica, inyección de realidades, contaminada de su veneno para llenar las venas de los que aún no se han dado cuenta de que va el rollo.

Salud y mucho fuego.

 

Texto: David Prida( Django Desencadenado).

Foto: David Prida (Django Desencadenado).

 

 

 

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