Una gran manera de cerrar un 2018 lleno de gran música fue asistir al increíble, sensible y elegante concierto que Josh Rouse dio en el café berlin de madrid .
El de Nebraska es un tipo humilde, siempre vestido de tonos otoñales, sombreros sencillos y zapatos con pinta de ser muy cómodos. Esa humildad la lleva al escenario para convertirla en auténtica genialidad; salió solo con su guitarra para presentarse ante el público y antes de que su gran banda a trío le acompañara, nos destiló unas cuantas perlitas susurrantes llenas de emoción . El tipo Rouse puede ser tu vecino, el kiosquero de la esquina, bibliotecario, bohemio o un gansgter armado y peligroso que sólo saca su pipa para momentos de alta tensión .
“Woman and The wind” y “Love in The modern age” fueron una auténtica delicia que nos sumergió en el baño de ”Salton sea”y nos refrescó con una rica limonada musical recién exprimida de un “Lemon tree”.
A veces la facilidad no está reñida con la complejidad y aunque su bilingüismo castellano/ inglés es como un click de interruptor y suena a cercanía, Rouse es capaz de , en un breve instante, alejarnos de España para enviarnos a tierras de folk, a aromas norteamericanos, parajes húmedos y paradisiácos y desiertos con molinos y casas de maderas. Él es capaz de con “A lot of magic” hacerte ver “The Ocean”con los ojos cerrados. Ya se le echaba de menos, un tiempo largo desde el último concierto no puede volver a repetirse , hay que ver a Josh mínimo una vez al año, disfrutarlo como si fuera de aquí siendo de allá, clásicos como “Comeback” y “Love Vibration” son delicatessen en estado puro, sus historias entre canciones nos acercaron al Josh más humano y agradecido, su voz pausada , su aura de caballero del yoga da paz y Relajación. “Winter un The hamptons”y “New young” cayeron dentro de un set list que pasó rápido pero dejó poso en un público que estuvo apunto de dar un sold Out de órdago para esas malas fechas navideñas.
“I will love on Islands”, “ Its The nightime”y “Cristal Falls”completaron esa maravilla de sonidos aéreos que golpearon sobre mesas, sofás , barras y sillas para meterse dentro de nuestro pecho y hacernos mejores personas de lo que éramos antes de asistir a este pedazo de concierto.
Fotos : Django Desencadenado
Texto: Django Desencadenado .